Activos navales: ¿hay intangibles en una embarcación?
¿Qué activos intangibles de una embarcación hay que tener en cuenta en la tasación?
En las grandes travesías que realizaban los antiguos romanos se podían encontrar símbolos impresos en las ánforas –estampillas o marcas de fábrica– que identificaban a su productor. ¿Qué equivalencia tienen hoy día aquellos bienes intangibles en el grueso de los activos navales?
Cuando se trata de valorar un medio de transporte, en la gran mayoría de ocasiones estamos ante un trabajo metódico, sistemático, casi repetitivo para un perito. De hecho, hoy en día son numerosísimos los profesionales que ofrecen sus servicios de peritación y tasación de vehículos a precios extraordinariamente modestos debido a la enorme competencia del mercado.
Sin embargo, ¿qué ocurre cuando nos encontramos ante un caso de mayor complejidad, como el ámbito de los activos navales? ¿Qué hacer cuando tras un encargo de valoración de un bien se esconde un trabajo minucioso en el que se entrelazan diversos bienes o activos de distinta naturaleza que requieren la participación de varios especialistas? Esta es la pregunta que surge cuando se plantea realizar la valoración de activos navales, que incluye los elementos intangibles de una embarcación.
Y es que el caso de la valoración de embarcaciones, que en muchas ocasiones conlleva un análisis exhaustivo de los elementos adyacentes para garantizar una tasación integral que va mucho más allá de la valoración técnica del vehículo en cuestión -llegando a incluir instalaciones como astilleros o puertos-.
Porque, ¿de qué sirve valorar una embarcación si no se tienen en cuenta los derechos asociados o el estado de la documentación? ¿Podría ser válido un informe de valoración de un buque pesquero que no tiene en cuenta la licencia de pesca? Cada tipo de bien a valorar tiene sus características y peculiaridades y su tasación, además de minuciosa y objetiva, debe contener una visión de conjunto que incluya los elementos intangibles.
Este es sólo un ejemplo, pero podríamos encontrar muchos más. Derechos, logos, emblemas, licencias… Todos ellos entran en la categoría de intangibles de una embarcación. Cuando nos enfrentamos a una valoración de un medio de transporte en general y de una embarcación en particular es importante aumentar las sinergias entre los diferentes campos de valoración, extender la cultura de la valoración para garantizar una valoración integral que certifique un valor real.
Ya en las grandes travesías que realizaban los antiguos romanos se podían encontrar símbolos impresos en las ánforas –estampillas o marcas de fábrica– que identificaban a su productor. Esos símbolos encontrarían su equivalente hoy en isotipos, emblemas o cualquier otro intangible distintivo y sin duda son elementos de valor que deben ser tenidos en cuenta en todo momento.
El mercado naval en 2021: un panorama esperanzador tras el Covid19
Sin duda podemos decir que, tras la tempestad del año pasado, ahora llega la calma. El año 2021 ha traído consigo un escenario esperanzador en el que los vientos de crisis parecen quedar atrás, como refleja el sobresaliente ritmo de matriculaciones, que ya ha superado los niveles de 2019 con un crecimiento del 13% hasta octubre de 2021. Por esloras, cabe señalar que las que se encuentran entre 12 y 16 metros han registrado un 13% más de unidades alcanzando el 3,1% del total del mercado náutico. Las embarcaciones mayores, aquellas de más de 16 metros que representan el 1% del mercado náutico, han registrado 59 nuevas unidades hasta octubre, lo que supone un crecimiento del 13,5% con respecto al mismo período de 2019.
Llama la atención el mercado del alquiler, que experimenta un crecimiento de 22,6%%. En el cómputo total, las matriculaciones de embarcaciones de recreo para chárter alcanzan un 29,6% del total de embarcaciones de recreo registradas en España.
Ante este escenario tan positivo, las oportunidades de negocio se multiplican al mismo tiempo que la demanda de informes de valoración para activos navales, por supuesto incluyendo los intangibles de una embarcación. Hipotecas mobiliarias, concesión de créditos, procesos de compraventa, inventarios, aplazamientos de pago, procedimientos ante Hacienda o ante órganos judiciales… Todos ellos son ejemplos en los que una valoración exhaustiva se convierte en una pieza de valor añadido para cualquier compañía o particular.
Únicamente barajando todos los datos de valor de los activos de una organización será posible una contabilidad exhaustiva de todos los bienes para que, igual que ocurría con los mercaderes romanos, se tenga en cuenta cada ánfora perteneciente a la empresa y no se extravíe ningún activo a lo largo de la travesía por los impredecibles mares del mercado.