¿Cuánto vale?

«¿Cuánto vale?» es una pregunta mágica. Nos sirve para conocer no sólo el valor sino también el precio de algo (en este post te contamos la diferencia entre un concepto y otro), así como establecer estrategias de negociación, regateo, etc.

Como es lógico, en Taxo nos enfrentamos cada día con esta pregunta referida a miles de cosas diferentes, desde motos de agua a cuadros, colecciones, yacimientos arqueológicos y un larguísimo etcétera. No hay nada que escape a la famosa pregunta. Por ello, para responderla, nada mejor que recurrir a un micro relato:

Una botella de agua vale 25 céntimos en el supermercado. Si la compras en el gimnasio vale 80 céntimos, y si la pides en un bar te costará 1,5 euros. Eso sí, si la pides en un avión puede llegar a costar hasta 5 euros.

El valor ni se crea ni se destruye; sólo hay que saber medirlo.

Este micro relato contiene una pequeña «trampa», ya que el valor sí se puede crear y se puede destruir. No obstante, nos gusta porque nos sirve para mostrar cómo, a menudo, la clave para calcular el valor real de algo es conocerlo a fondo y saber cómo medirlo, es decir, escoger la metodología apropiada para cada objeto. Ello implica que en ocasiones, para conocer el valor de un bien o un activo lo mejor es atender a su valor de uso, pero en otras será necesario enfocarse en su valor de mercado, y en otras lo acertado será centrarse en su valor histórico artístico.

Si todavía te resistes a creer la importancia de la pregunta, te invitamos a que abras Google y compruebes por tí mismo cuántas sugerencias te aparecen en la caja de búsqueda con sólo empezar a escribir «cuanto vale». Éstos son sólo algunos ejemplos: ¿Cuánto vale un caballo? ¿y un hámster? (por cierto, te dejo aquí este post sobre valoración de animales), ¿cuánto vale un ferrari? ¿y mi moto?, ¿cuánto vale una placa solar? (de esta tenemos aquí la respuesta), ¿cuánto vale una nave industrial?, ¿cuánto vale un tambor de Semana Santa?, ¿y el amarre de un barco?…