¿Por qué los videojuegos y consolas antiguos disparan su precio?

¿Sabes qué es el retrogaming? ¿Alguna vez te has preguntado cuánto valdría hoy la vieja consola de videojuegos que tienes en casa? Hoy en día existe toda una moda por recuperar los videojuegos de los 80 y 90 que ha fomentado el surgimiento de un mercado en torno a este tipo de bienes. Sin embargo, lo cierto es que para un particular resulta muy complejo de calcular el precio de un videojuego antiguo más allá de dejarse guiar por lo que la gente está dispuesta a pagar en plataformas de compraventa como Wallapop o Milanuncios.com.

Hoy en día hay numerosos lugares para buscar video juegos antiguos con los que revivir los años de nuestra infancia. Sin embargo, existe poca conciencia de la posibilidad de valorar este tipo de bienes relacionados con el retrograming. Un primer paso en esta dirección lo han dado instituciones como la Biblioteca Nacional en los últimos meses, en un proceso en el que se ha llegado a plantear la idea de que en un futuro un videojuego pueda llegar a gozar de un nivel de protección de similar a un Bien de Interés Cultural.

No obstante, y mientras esperamos el hipotético momento de reconocimiento institucional, hay que tener claro que a la hora de calcular el valor de un videojuego no todo vale. Estaríamos equivocados si diéramos por sentado que todo lo que es antiguo tiene un valor especial, ya que, como es lógico, existen categorías muy diversas con valores muy distintos, perfiles de compradores y vendedores dispares y condiciones de mercado desiguales dentro del coleccionismo, sea del tipo que sea. A continuación vamos a estudiar qué factores influyen en el caso del coleccionismo de videojuegos antiguos o retrogaming.

A la hora de conocer el valor de mercado de un videojuego, lo más recomendable es dejarse asesorar por expertos en la materia. Sin embargo, hay algunos elementos que nos pueden ayudar a hacernos una idea del posible valor de mercado, como por ejemplo:

• Hay que tener en cuenta el perfil del comprador. Por ejemplo, si estamos ante un comprador que está interesado tan sólo en un determinado videojuego y además lo quiere comprar con su caja original, con el manual o incluso precintado, seguramente estará dispuesto a pagar una cantidad mayor a si no le da importancia nada más que al juego en sí.
• Elementos relacionados con la tecnología. Por supuesto, hay que tener en cuenta elementos relacionados con la tecnología en la que está diseñado el juego; por ejemplo, dependiendo del contexto, no tendrá el mismo valor un videojuego de una consola en sistema PAL que uno con el sistema japonés o americano, o un videojuego en un formato cartucho o uno en CD-ROM.
  

• Connotaciones comerciales de cada juego. Existen ciertos videojuegos que, por una u otra razón, apenas vieron unidades a la venta en el mercado. Probablemente este sea el factor que más frecuentemente dispare el precio de un videojuego hasta convertirlo en un auténtico objeto de deseo de los coleccionistas deseosos de completar su catálogo.
• Aspectos socio-culturales. Por último, no podemos obviar el hecho de que, como cualquier actividad humana, el negocio de los videojuegos tiene una dimensión social que lo atraviesa y que en ocasiones da lugar a las modas. No hay que olvidar que a lo largo del tiempo ha habido juegos que en su momento crearon una auténtica cultura propia a su alrededor, lo que hace que todavía hoy haya aficionados que busquen ejemplares de este tipo de juegos. Ejemplos de ello son los antiguos Mario Bros, Donkey Kong, Sonic, PAC-MAN, PONG, Legend of Zelda o, más recientemente, Pokémon. Además, los que actualmente ya poseen este tipo de videojuegos raramente están dispuestos a renunciar a ellos, lo que motiva una escasez de oferta que, unida a la cantidad de posibles compradores, dispara la cotización de ciertos títulos hasta límites sorprendentes. Por último, no hay que olvidar la conmemoración de fechas específicas que tienen especial valor para cada saga. Es el caso de Pokémon, que en 2021 celebra su 25 aniversario.

Sin duda alguna estamos ante un fenómeno que no acaba sino de comenzar. Prueba de ello es que muchas compañías como Sony o Nintendo ya han lanzado en los últimos años, con una acogida fervorosa, versiones «retro» o «mini» de sus consolas de hace 20 o 30 años. Los próximos años se verán probablemente marcados por una dicotomía entre la acción institucional encaminada a proteger un tipo de bienes con una clara trascendencia cultural y las ansias de un mercado en el que las rarezas más cotizadas pueden disparar los precios hasta cifras inimaginables.

Referencias

• Pagar 6.000 euros por un videojuego de hace treinta años: así es el negocio de los juegos retro, ABC.
• La Biblioteca Nacional quiere custodiar los videojuegos.